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¿Qué es el ghostwriter?

Se llama así a un profesional de las letras, que trabaja por encargo y que no firma sus obras. Autobiografías, cuentos, ensayos y hasta novelas que circulan por nuestro medio no fueron escritas por quien figura como el autor del libro, sino por un fantasma o negro, que tomó a su cargo la redacción, bajo el estricto código de la confidencialidad.

Personas con buenas ideas para escribir un libro, pero sin el tiempo o la capacidad para organizarlo y darle forma, delegan en el fantasma su pluma. Es sabido que a los políticos “les escriben los discursos”… dentro de ese mismo concepto también se hacen autobiografías para deportistas o actores, novelas para autores con mucha actividad de marketing, ensayos, cuentos y una larga lista de etcétera.

Ediciones Elemento ofrece este servicio de manera independiente de la edición del libro, llena nuestra formulario aquí para que nos pongamos en contacto.

El escritor fantasma en la historia

La expresión más habitual en español negro parece un calco semántico de la francesa nègre littéraire, "negro literario". Alejandro Dumas padre usó a varios negros para escribir sus más famosas novelas de aventuras, especialmente a Auguste Maquet. Edward Stratemeyer recurrió a los negros continuamente. El valenciano Vicente Blasco Ibáñez fue durante un tiempo uno de los varios escritores fantasma que escribían obras firmadas por el famoso folletinista decimonónico Manuel Fernández y González. El periodista español Carlos Luis Álvarez compuso hagiografías de mártires de la Guerra civil que firmaba fray Justo Pérez de Urbel. La periodista española Ana Rosa Quintana contrató a una negra para que le escribiese el libro Sabor a hiel (Barcelona: Planeta, 2000) que firmó ella y tuvo que ser retirado por plagio. Muchos hoy famosos escritores empezaron por trabajar de negros para otros: Paul Auster, José Luis Coll (de un famoso periodista) o Alejandro Sawa (de Rubén Darío).